Una promesa hecha realidad.






       Otra vez volvemos al cine, y en esta ocasión, para hablar de uno de los cineastas de moda, en este caso con sobrados motivos, me refiero a Matthew Vaughn.

Nacido en Londres en 1971, comenzó en el mundo de cine como productor, asociándose con un director bien conocido por nosotros, Guy Ritchie, para producir Lock, stock and two smoking barrels, pequeña película que alcanzó un gran éxito, multiplicando su inversión y consiguiendo, que tanto Vaughn como Ritchie, repitieran su sociedad con Snatch (Cerdos y diamantes), esta vez contando con un reparto de primeras figuras, entre las que destacaban Brad Pitt y Benicio del Toro y la futura estrella Jason Statham. Posteriormente volverían a colaborar en Mean machine (Jugando duro) y como nadie es perfecto, en el “regalito” que el señor Ritchie le hizo a su entonces esposa, Madonna, una cosa muy rara, que dicen que es una película, que en nuestro país llamaron Barridos por la marea, y en su título original Swept away.

Tras esto, en 2002, nuestro amigo Matthew, tuvo tiempo de casarse con una chica apenas conocida, una tal Claudia Schiffer, por si os suena. Y, debe de ser que con la alegría del matrimonio, se nos vino arriba y decidió, que ya que le gustaba esto del cine, ¿por que no dirigir? De este modo, en 2004, estrena su primera película como director, Layer Cake, o como se conoció en España, Crimen organizado. Interpretada por Daniel Craig, Tom Hardy y Sienna Miller. En esta tragicomedia, ya empieza a marcarse el estilo de Vaughn como director, y como posterior guionista, el humor negro y pese a no ser un éxito inmediato, sirvió como primera muestra de su talento como director. 

A partir de aquí, se embarcó en un proyecto, que le ilusionaba desde hacía mucho tiempo, la adaptación de la (gran) novela de Neil Gaiman, Stardust. En este film ya recurre a un reparto consolidado, en el que podríamos citar a Michelle Pfeiffer, Robert De Niro, Peter O´Toole, Ian McKellen, como narrador, y otros nombres como Claire Danes, Charlie Cox, Sienna Miller, Ricky Gervais, Mark Strong y Henry Cavill, en una historia fantástica, que se podría resumir en un cuento de hadas, con un toque de humor negro, y en ocasiones no tan negro, lo que si es destacable, es el talento detrás de las cámaras, y en esta ocasión, como guionista, de Vaughn. En esta última faceta, repetiría en más ocasiones, acompañado de Jane Goldman, de hecho, es el típico cineasta que controla todas las facetas de sus productos, siendo guionista, director y productor, al igual que otro famoso compatriota suyo, Christopher Nolan. 

Stardust supuso la consagración de Vaughn, además de ser un éxito de taquilla, le catapultó definitivamente al mundo de Hollywood. Su siguiente proyecto fue Kick-Ass, basado en el cómic de Mark Millar, guionista junto a él y Goldman, y adaptando esta comedia de superhéroes (sí, con mucho humor negro también), bueno, de superhéroes, por decirlo de alguna manera. En esta ocasión, recurre como rostro conocido a Nicolas Cage (y a su peluca), rodeándolo de nuevos valores como Aaron Taylor Johnson, Chloë Grace Moretz y Evan Peters. Vaughn sumó un éxito más a su carrera y escribió un tratamiento de guión para la secuela, pero en esta repetiría como productor, más no como director, debido a que acometió la dirección de X-Men primera generación (que curioso, que quitando su primera película, el resto, estén relacionadas o sean adaptaciones de cómic). 

Esta película supuso un reto importante para Vaughn, su carácter de precuela y a la vez de reinicio de la franquicia de los mutantes, no despertaba muchas expectativas en un principio, si a eso le sumamos, la renovación casi absoluta de su reparto, y el hecho de ser la primera producción de X-Men, que no tenía como estrella a Lobezno/Hugh Jackman (que sí, que sale, pero cinco segundos), parecía un producto muy complicado de sacar adelante. Sin embargo, lo acertado del casting en el que destacan Jennifer Lawrence, James McAvoy y, sobre todo, Michael Fassbender, además del estilo personal del director y de un guión fresco y dinámico, vuelven a dar, una vez más, en la diana.

Todo hacía pensar que Mathew sería el encargado de continuar con la saga de los X-Men, pero en su siguiente entrega, Días del futuro pasado, volvió a ejercer labores de guión, pero no de dirección, decidiéndose por otro proyecto, otra adaptación de cómic, de nuevo de Mark Millar, se trata de la estrenada este año Kingsman servicio secreto.

Protagonizada por Collin Firth, Samuel L. Jackson, Michael Caine, Mark Strong y, la revelación, Taron Eggerton, y escrita, de nuevo, tanto por él, como por Goldman. Esta adaptación supone una vuelta de tuerca al mito de los espías británicos, sobre todo de ese que estáis pensando, el de los números. Pero pasado por el prisma del estilo de nuestra estrella de hoy, lo que acaba resultando en una explosiva mezcla de humor, acción y sobre todo, mucha, pero que mucha, violencia.

Desde luego, uno de los estrenos recientes más recomendables, aunque, bueno, para recomendar, toda la filmografía de este director británico, que a pesar de no tener un curriculum muy extenso, por calidad, por talento y por originalidad, se ha convertido en uno de los referentes del cine actual, y en uno de los nombres a seguir dentro de este mundo. Bueno, sólo una pequeña pega, como cineasta, un auténtico crack, como productor, de vez en cuando, ha tenido sus patinazos, concretamente es productor de la última versión de Los Cuatro Fantásticos, de la que ya hablamos en el blog (y no muy bien precisamente), aún así, el ver su nombre como director de una película, para mí es motivo suficiente, para hacerme pasar por taquilla. 


Un frikisaludo.

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